"Los Olvidados" de Buñuel

Los Olvidados es una película mexicana de 1950 dirigida por Luis Buñuel (cineasta español naturalizado mexicano) que narra la historia de unos niños que viven en un barrio marginal en la Ciudad de México. La película comienza con imágenes de Londres, París y Nueva York exponiendo las tragedias que son originadas por la pobreza en aquella época. Es una historia reflexiva cuyo propósito es estrictamente social, creando un contexto [manipulado por el inconsciente] cuyos contenidos son la orfandad, la escasez, la violencia, el analfabetismo y hasta la muerte. Esta cinta realista nos presenta personajes miserables que día a día luchan por sobrevivir en las zonas más desalmadas de la Ciudad de México; lugares donde los jóvenes asaltan a un pobre hombre ciego o maltratan a un minusválido, o inclusive una madre que le niega el alimento a su propio hijo: todos son semblantes de una sociedad que se presenta con los rasgos surrealistas propios del director Buñuel.

Luis Buñuel Portolés nació en Aragón (España) en 1900 y murió en la Ciudad de México en 1983; fue un laureado director de cine y la mayoría de su obra se efectuó en Francia y en México. Comenzó su carrera como guionista y asistente de dirección; finalmente dirigiría [junto a Salvador Dalí] el corto experimental Un chien andalou (Un perro andaluz, 1929), el cual daba inicio a su característico estilo surrealista. Dirigió 32 películas entre 1929 y 1977, su primer película en México fue Gran Casino (1947); su filmografía incluye: Âge d'or, L' (1930), Las Hurdes (1933), El Gran Calavera (1949), Susana (1951), Subida al cielo (1952), Él (1953), Ensayo de un crimen (1955) que trata sobre la vida criminal de Archibaldo de la Cruz, Los ambiciosos (1959), Viridiana (1961), El ángel exterminador (1962), Belle de jour (1967), Tristana (1970) y Ese oscuro objeto del deseo (1977) que sería su último filme . Las películas de Buñuel se identifican por un surrealismo plasmado de iconografías irracionales y absurdas; desaparece la noción del espacio y en ocasiones del tiempo; asimismo, existe un humor insolente que proyecta el desconcierto [de Buñuel] frente a las estructuras sociales.

La pandilla de Los Olvidados tiene como líder a El Jaibo (interpretado por Roberto Cobo), un joven delincuente y pendenciero que se escapa de una correccional; en cambio, el personaje de Pedro (interpretado por Alfonso Mejía) es retratado como uno de los más bondadosos de esta banda callejera. Una película que exhibe una sociedad muy fragmentada, llena de desigualdades e injusticias; los jóvenes cometen actos atroces y reprochables en un México que se desenvuelve delimitadamente y sin pedagogía. El Jaibo y Pedro conforman una dualidad de personalidades que son remolcadas por diversas condiciones de violencia y crimen que únicamente estimulan el sufrimiento emocional; y a pesar de que al comienzo estos personajes son exteriorizados como figuras análogas, el transcurso de la historia nos presenta una disparidad y un antagonismo entre uno y otro.

Un punto de quiebre esencial se presenta cuando El Jaibo [en presencia de Pedro] mata a Julián, quien es el presunto responsable de su detención; un suceso que simboliza un fiasco social, una nación envuelta en intereses y ciega ante los carentes. Buñuel presenta una crítica en contra de las injusticias; una escena representativa de este hecho despliega a Pedro arrojando un huevo contra la cámara, un lanzamiento cuyo verdadero objetivo es la sociedad, la nación, el mundo entero. El director plasma un México de 1950 colmado de hostilidades, ilegalidades y olvidos; esta ceguera e hipocresía del gobierno se simboliza en el personaje de Don Carmelo (interpretado por Miguel Inclán), un anciano y ciego que desea que todos los indigentes “sean asesinados antes de nacer”.

Una película mexicana dirigida por un español naturalizado mexicano; el guión sórdido que analiza a una sociedad en decadencia [basado en hechos reales] fue escrito por Luis Buñuel, Luis Alcoriza, Max Aub, Juan Larrea y Pedro de Urdimalas; la película se filmó en los suburbios de la Ciudad de México. La música [de Rodolfo Halffter y de Gustavo Pittaluga] genera un sentido de desasosiego y tormento, una banda sonora meticulosa capaz de generar una variada gama de sentimientos en el público. Esta co-producción mexicana [tomando en consideración la nacionalidad de Luis Buñuel] ha sido nombrada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Gabriel Figueroa es el hombre encargado de la fotografía que se presenta en blanco y negro; destacados contrastes de luz y una diversidad de tonalidades que constituyen un México desdichado y empobrecido. La creatividad de Buñuel y la destreza de Figueroa se combinan para crear una de las secuencias más surrealistas del filme: una alucinación de Pedro que se presenta mediante un sueño simbólico formado de claroscuros, sombras y luces, un sonido aterrador y un ambiente sombrío. La cámara de Figueroa es capaz de reflejar [en el filme] una realidad miserable, un México en decadencia; un mundo donde incluso las gallinas se convierten en elementos surrealistas.

El erotismo es otro elemento que se despliega en el filme; escenas que conforman una realidad oscura e inclemente, donde la fotografía recrea esa predisposición de los vicios carnales de una clase social sin recatos; circunstancias que provocan que la inocencia se pierda a temprana edad: las miradas insinuantes de El Jaibo hacia la madre de Pedro y la leche vertiéndose sensualmente a lo largo de las piernas de una joven.

Un desenlace dramático en el que la tragedia termina por conquistar a los protagonistas que se encuentran oscilando entre la vida y la muerte; la sociedad que termina por destruirse a sí misma, sin compasión ni prejuicios, sin clemencia ni misericordia. Los problemas característicos de una sociedad desventurada que se esconde detrás de una nube de terror y miseria.

Olvidados en una sociedad sin escrúpulos; en una sociedad donde la desigualdad es imperiosa; en una sociedad donde los indigentes no tienen voz; en una sociedad donde las tragedias son elementos de la vida diaria; en una sociedad donde el surrealismo se convierte en realidad; en una sociedad donde el tiempo no pasa y los minutos mueren lentamente; en una sociedad donde los valores humanos no existen; en una sociedad donde las personas se han convertido en bestias.

“La ciencia no me interesa. Ignora el sueño, el azar, la risa, el sentimiento y la contradicción, cosas que me son preciosas.”
-Luis Buñuel

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